Gabriel Bustamante, subdirector de la Unidad de Víctimas, considera que sin reconciliación no se podrá desarrollar el postconflicto y la reparación a las víctimas es el primer paso a seguir para avanzar como sociedad.
¿Cuál es la percepción que las víctimas tienen del proceso de paz?
A pesar de ser quienes más sufren los estragos de la guerra, las víctimas tienen claro que hay que acabar la guerra, en términos generales apoyan el proceso de paz y han manifestado algunas diferencias con algunos puntos del proceso, pero, nada de fondo.
¿Qué buscan las victimas con el proceso de paz?
Uno puede diferenciar entre dos tipos de víctimas, esencialmente mujeres y hombres. Con las mujeres hemos visto un sentimiento de que esto tiene que parar ya, quieren la verdad, que puedan retornar a sus territorios y puedan volver a trabajar. Con los hombres es más complejo, algunos guardan sentimientos de venganza. Sentimentalmente la mujer es más dada por su condición de madre a pensar escenarios futuros y en las nuevas generaciones.
Hay algunas víctimas que están organizadas políticamente, algunas pertenecen a partidos políticos y los discursos son variados, pero, la norma general es que las victimas están apoyando el proceso de paz y tienen algunas consideraciones sobre cómo se van a aplicar los acuerdos de paz
Se estima que en lo que va del año 160 líderes sociales han sido asesinados ¿Qué garantías tienen las víctimas para pedir justicia y reparación que no tenían hace unos años?
El Estado Colombiano ha tenido un proceso de recomposición, pues con las víctimas había un alejamiento bastante grande. Hoy se ha avanzado mucho con la ley 1448 para generar lazos y extenderle la mano a las víctimas
La mesa de víctimas fue muy importante para la participación, hoy ya contamos con la segunda elección de mesas, tenemos 1033 mesas en todo el país. Venimos saliendo de situaciones graves que sucedieron, la Unidad de Protección antes era el DAS y como lo sabemos públicamente fue infiltrada por el paramilitarismo desde su dirección misma, desde el DAS salían listas con las cuales los paramilitares asesinaron líderes sociales en el pasado. Hoy tenemos una unidad de protección que pese a las críticas que hay por la falta de cubrimiento y de recursos, es una entidad que se recuperó para la sociedad civil.
En el tema de tierras también tuvimos dificultades inmensas, en el incoder tuvimos funcionarios que entregaban tierras de desplazados a paramilitares y gente vinculada con el narcotráfico. La expoliación de tierras desgraciadamente fue ejecutada con funcionarios públicos, el preámbulo de la ley de víctimas reconoce que se expoliaron más de seis millones de hectáreas
En ese despojo participaron notarios o oficinas de instrumentos públicos que inclusive cambiaron títulos colectivos. Esa distorsión que tuvo el Estado Colombiano creó una distancia enorme con las víctimas que hoy de una u otra manera se está recomponiendo.
¿Qué tan fácil es acceder a las mesas de víctimas?
Las organizaciones de víctimas se inscriben en las personerías municipales, en la elección pasada tuvimos más de 2500 organizaciones que inscribieron una plancha por hecho victimizante. Ahí están los desplazados, damnificados por violencia sexual y delitos contra la vida, integridad física y psicológica.
Tenemos una fuerte participación de víctimas rurales, muchos de ellos vienen en zonas totalmente apartadas, hay muchos líderes que salieron por primera vez de su municipio para acceder a la mesa departamental.
Hemos descubierto un país que incluso los funcionarios no conocíamos a profundidad. Gran parte de la ausencia de política pública y de la exclusión histórica de las víctimas ha sido porque estas no han sido escuchadas, no comprendíamos su realidad local
Las víctimas han sufrido diferentes victimarios como el estado, la guerrilla y los grupos paramilitares, lo cual hace que tengan visiones distintas del conflicto ¿Hay debates entre asociaciones de víctimas?
En el 2007 la guerrilla de las Farc y el Eln no aceptaban que había víctimas, ellos decían que eran daños colaterales del conflicto, por su parte el gobierno Colombiano tampoco aceptaba las víctimas del Estado.
Las víctimas tuvieron que hacer un proceso de reconocimiento tanto de la guerrilla como el Estado, que derivo en la Ley de Víctimas donde se reconoce por primera vez que el Estado es victimario por acción o por omisión y posteriormente en el proceso de paz de la Habana las Farc reconocieron históricamente a sus víctimas directas.
Cuando conformó la primera mesa de organizaciones de víctimas, en esa mesa la consigna era que iban a luchar por sus derechos independientemente de cuál fuera el victimario. No hay motivos de discusión acerca de los victimarios, ese debate lo quieren revivir organizaciones políticas con claros intereses sobre el proceso de paz. Hay una instrumentación de algunas víctimas, especialmente de la fuerza pública, para oponerse al
proceso de paz con fines políticos y a su vez algunas organizaciones de izquierda han querido cooptar algunas víctimas para hacer lo mismo
¿Cómo acabar con el problema de las falsas víctimas?
El registro único de víctimas de la Unidad hace un cruce de datos de diferentes fuentes en la cual se constata la veracidad de las declaraciones que hacen las víctimas. Pero obviamente no es infalible y una de las cosas con las que hoy estamos luchando es una red que tramita con los registros y las ayudas que da la Unidad.
Esa red, en muchas partes de Colombia, está conformada por tramitadores y lastimosamente ya ha habido algunos casos de capturas de funcionarios públicos, personeros y gente de la misma unidad.
Estamos en una campaña que se llama Ojo al Fraude en donde estamos invitando a todas las organizaciones de víctimas y a la ciudadanía en general para que denuncien, tenemos una alianza con la fiscalía para perseguir estas acciones que están haciendo un negocio con los derechos de las víctimas lo cual es totalmente condenable
¿Qué obstáculos tiene el escenario de reconciliación el cual es fundamental para el fin del conflicto?
Uno de los grandes campos del proceso de paz es el cese de hostilidades entre los bandos en conflicto, estamos hablando de combatientes a la luz del derecho internacional humanitario. Ese conflicto se cierra el día que se acabe la negociación y empieza la etapa de construcción de paz, es un proceso largo tanto individual como social de reconciliación.
La reconciliación como tal implica primero la verdad histórica, sobre la cual vamos a reconciliarnos, un país solamente se reconcilia cuando se sabe qué pasó. Aquí las causas del conflicto no son una pelea entre la fuerza pública, narcoparamilitares y narcoguerrillas, precisamente esta visión es dada por la falta de verdad. Tenemos causas económicas y políticas en las tierras despojadas durante el conflicto armado, eso se tiene que saber.
La reconciliación se ha tergiversado pues se muestra el abrazo entre el líder guerrillero y la víctima, pero realmente eso no es la reconciliación. Reconciliarse es aceptar que hubo unos hechos violentos, aceptar responsabilidades y decidir como sociedad seguir adelante.
En las mesas de víctimas se acepta que el Estado es victimario y sin embargo las víctimas han decidido sentarse con el Estado para construir proyectos que son las políticas publicas. Ahora que se va a dar el proceso de paz a las mesas también van a llegar los ex guerrilleros victimarios.
¿Qué tanta incidencia pueden tener las víctimas en la generación de esas políticas públicas?
¡Muchisimo! Se ha hecho un ejercicio de acompañar los planes desarrollo, en las pasadas elecciones las mismas víctimas fueron candidatas y candidatos, en las mesas departamentales encontramos más de 50 candidatos.
En muchas partes lograron llegar a las corporaciones públicas, las víctimas además tienen una visibilización tan grande que las alcaldías y gobernaciones las han involucrado, al punto que muchos de ellos son directores de oficinas de postconflicto, forman parte de los consejos de planeación y son delegados de las mesas de víctimas de los concejos de paz donde participaron activamente.
¿Qué avances han tenido las estrategias pedagógicas como El Museo de la Memoria?
Las actividades que están destinadas a mostrar la verdad de los hechos tienen una importancia inmensa, hoy la gran mayoría de colombianos que vive en las ciudades alejadas del conflicto, que es eminentemente rural, no sabe lo que ha sucedido durante todo este tiempo.
Con el museo queremos crear esa conciencia colectiva sin la cual la reconciliación no es posible. En este país hoy tenemos registradas 8 millones de víctimas, y tenemos más de 45 mil desaparecidos lo que implica que hay cerca de 1 70 mil familiares esperando personas que ni siquiera han podido enterrar.
El drama de los desaparecidos es desconocido en Colombia, nadie sabe que cuando le entregan un esqueleto a una madre, que lleva 10 años esperando a su hijo, ella tiene un sentimiento encontrado de alegría y de dolor, pero, más de alegría porque encontró una parte de su hijo.
La gran mayoría de colombianos vive en las ciudades sin imaginar lo que ha sido la guerra en las zonas rurales, de ahí que no haya un gran consenso nacional para apoyar al proceso de paz, parte de eso es la ignorancia y el desconocimiento de lo que ha pasado.
El conflicto nos toca a todos pero no a la misma escala ¿Considera que debido al trabajo del gobierno, la parte del país alejada de los problemas del campo se ha dado cuenta de la importancia de llegar al fin del conflicto por la vía negociada?
Lo que ha faltado es un ejercicio más contundente de comunicación, que no solamente le compete al gobierno, en todos los países donde ha habido un proceso de paz exitoso, como Sudafrica e Irlanda del Norte, ha sido la sociedad en su conjunto la que se ha movilizado para sensibilizar a todo el mundo de la importancia de parar la guerra, y de la reconstrución. Todo empieza por reparar a las víctimas, en transiciones de dictaduras uno puede ver a los artistas, cantantes, poetas y escritores generando toda una serie de acciones de solidaridad.
Hay una parte de la sociedad que por desconocimiento de la guerra o por tener intereses políticos intransigentes, no entiende la importancia del fin del conflicto. Si se acaba el proceso de paz vuelven los bombardeos y tomas guerrilleras en el campo, obviamente eso no pasaría en el norte de Bogotá o Cali por ende la gente que menos sufre la guerra es menos consiente esta de lo que está pasando en Colombia
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